DESAFÍOS PARA
CHALLENGES FOR THE ECONOMY AND SPANISH COMPANIES IN A GLOBAL WORLD
José Folgado Blanco
Ex-Secretario de Estado de Economía. Alcalde-Presidente
de Tres Cantos. España
Resumen
En la presente colaboración se exponen de forma sucinta los
problemas derivados de la crisis económica y su efecto en la economía española,
dando cuenta de distintos retos a los que se debe dar respuesta para la mejora de
los escenarios económicos.
Palabras
clave
Crisis económica; Economía española; Productividad y
competitividad; Parálisis crediticia.
Abstract
In this collaboration, the
problems arising from the economic crisis and its effect on the Spanish economy
are treated. Different challenges that need an answer for improving economic
scenarios are also shown.
Keywords
Economic crisis; Spanish
economy; Productivity and competitiveness; Credit slowdown.
JEL: H12, O10, Y40.
1. Desafíos y
alternativas
1.1. Un buen liderazgo en materia económica debe
reunir, al menos, dos características: realismo y honestidad en el análisis
sobre la naturaleza de los problemas que nos aquejan, por un lado, y ambición
en los objetivos y coherencia en las medidas y reformas para alcanzarlos, por
otro. No deberíamos tener que insistir en la necesidad de saber dónde estamos,
económicamente hablando, para poder afrontar con éxito la crisis actual, que
reviste caracteres no conocidos anteriormente, que no ha sido prevista o no se
ha querido verla.
Sin embargo, se ha extendido en todo
Occidente una sensación de pánico, de la que no es ajena ni mucho menos España,
de manera que, desde hace año y medio, y muy especialmente desde la quiebra de Lehman Brothers, muchos inversores
prefieren dejar el dinero debajo del colchón, en cajas fuertes o en paraísos
fiscales a arriesgarlo. La base real de ese pánico está en el riesgo de
quiebras bancarias derivado de valores sobrevalorados e ilíquidos o tóxicos
respaldados por hipotecas, como se puso de manifiesto en los casos de Bear Stearn y Lehman Brothers.
1.2. Como consecuencia de la desconfianza sobre
la salud de las instituciones del sistema financiero, se ha paralizado el
crédito entre bancos y con las empresas y familias. Éste es el mayor problema
socioeconómico que sacude a Occidente; un auténtico cataclismo que comienza en
el sector inmobiliario y constructor y se extiende, en primer lugar, a los
sectores de bienes de consumo duradero (automóviles, electrodomésticos) y
luego, si dura unos meses más, a todos los sectores. Es decir, hay un cierto
riesgo de pasar de la recesión actual a una auténtica depresión. Las recesiones
son acontecimientos naturales en una economía capitalista, tienen carácter
cíclico y suponen un proceso de limpieza de inversiones equivocadas. Esto
significa un proceso de desplazamiento de recursos humanos y materiales de unos
sectores y actividades a otros con más futuro. Las depresiones, como afirma
Pedro Schawrtz, son agravamientos innecesarios de las recesiones naturales
debido a políticas monetarias equivocadas o planes de reactivación mal
meditados, como pasó en la crisis 1929-1940 y durante más de una década en
Japón más recientemente.
1.3. El centro de las discusiones entre expertos
y también entre el público en general se halla en la posible duración de esta
crisis financiera/inmobiliaria/económica, tanto en el ámbito internacional como
particularmente en nuestro país. Hay fundamentos para poder afirmar que la
recesión como tal será corta, de manera que en poco tiempo se abandonarán los
números rojos (descenso del PIB) y se
iniciará una recuperación que será lenta en nuestro país, aunque su intensidad
va a depender del acierto en el programa de medidas estructurales generadoras
de confianza, al que me referiré más adelante.
La no existencia de estrangulamientos en
las materias primas estratégicas ni convulsiones de carácter laboral, los
apoyos explícitos a la continuación del dinamismo económico de los países
emergentes, la apertura aceptada de los mercados internacionales y la decidida
sincronización en la bajada de los tipos de interés por los bancos centrales
son factores que deberían contribuir a la pronta salida de la recesión en
Europa y Estados Unidos.
1.4. Pero el primer gran desafío para la
economía y la empresa española se halla en encontrar la fórmula, y con rapidez,
para que la fluidez financiera y la consiguiente bajada del precio del dinero
aplicado por
1.5. Está siendo aplicada por los Bancos
Centrales la política monetaria fluida propugnada por el G-20 para intentar
parar la espiral de caída del consumo y de la inversión. Pero dado el ascenso
de la morosidad y el elevado volumen de activos hipotecarios “tóxicos” o
ilíquidos y, sobre todo, dado el desconocimiento de la situación real de
afectación de esos activos por cada una de las instituciones financieras, la
desconfianza se ha generalizado y no se prestan unas a otras y sólo con
garantías excepcionales y sobreprecio a particulares y empresas. La
consecuencia terrible de esta dinámica perversa es que no sólo las empresas
insolventes sino todas, incluidas las que no tienen problemas de mercado y de
solvencia, se quedan sin las líneas de crédito ordinarias incurriendo también
en insolvencia. La derivada es el aumento del paro con una intensidad
desconocida. El fracaso empresarial y la inhibición inversora irán mucho más
allá de lo que una crisis cíclica exige.
1.6. Ésta es la razón de los planes de rescate
bancario, tanto en USA como en Europa,
consistentes, sobre todo, en las líneas de financiación desde el sector público
para dos fines: recapitalización [sic.] de entidades y avales o garantías
a los préstamos bancarios. Para estos últimos el Gobierno español ha abierto
una línea hasta
1.7. Aun en ese supuesto favorable de vuelta a
la normalidad crediticia con los tipos reducidos practicados por el BCE, la recuperación de la economía real
en España va a ser lenta por tres motivos:
En primer
lugar, el gran embolsamiento de inmuebles (viviendas) no vendidas traerá
consigo una reactivación muy lenta del sector de la construcción.
En segundo
lugar, el elevado nivel de endeudamiento de las familias y el clima general de
incertidumbre que tardará en perderse supondrá una mayor propensión al ahorro y
un golpe duro al consumo, principal componente de la demanda para las empresas.
Además, es inevitable el efecto riqueza inverso derivado de la caída del valor
de los activos mobiliarios e inmobiliarios a efectos de contención del consumo.
En tercer
lugar, la capacidad de arrastre de las exportaciones dependerá de la recuperación
de los demás países y, muy especialmente, de nuestros avances de productividad
y competitividad para penetrar en otros mercados. Es reconocido que la
productividad ha sido históricamente la asignatura pendiente de la economía
española. Es cierto que el PIB ha
crecido nada menos que el 3,5% de media durante los últimos 14 años, tasa
claramente superior a la media de los países industriales y en particular a la
de Europa, habiendo avanzado en convergencia real de forma importante en este
período con
Este
crecimiento se ha fundado en la fluidez financiera, debido a la política
monetaria laxa, y en los paquetes de medidas estructurales adoptadas en la
segunda mitad de los 90 y comienzos de la actual década. Se generó confianza
para demandar con intensidad lo que no había podido hacerse con anterioridad
debido a la escasa creación de empleo. De hecho, en términos netos, a mediados
de los 90 había el mismo empleo que a mediados de los setenta (12,3 millones de
personas). La enorme demanda de viviendas y de automóviles durante los años
transcurridos de esta década es un ejemplo evidente de esa manifestación de
querer satisfacer unas necesidades no cubiertas en largas etapas anteriores.
También las
inversiones en equipos y en innovación han crecido en nuestro tejido productivo
reflejando capacidad de adaptación incluso en sectores tradicionales como
confección o en telecomunicaciones y en energías renovables, demostrándose que
una legislación favorable impulsa no sólo la demanda sino también los
desarrollos tecnológicos y las innovaciones en las empresas, todo ello, en una
economía totalmente abierta a la competencia exterior.
1.8. Pero es evidente la insuficiente
competitividad puesta de manifiesto en el muy elevado déficit, el mayor del
mundo, en nuestras cuentas económicas con el exterior. También es claro que no
resulta posible la recuperación de la competitividad mediante el uso del tipo
de cambio y de la política monetaria autónoma dado que estamos en el euro. Este
es el segundo gran desafío para la economía y la empresa española: lograr que
el sector exterior sea fuente de creación de empleo neto haciendo que las
exportaciones crezcan por encima de las importaciones, ya que, por definición,
estas últimas representan empleo que nosotros proporcionamos a otros países:
¿Qué hay que hacer para mejorar la productividad y competitividad?
1.9. Sin pretensión de exhaustividad y de manera
muy sintética, las líneas de actuación urgentes podrían ser las siguientes:
En primer
lugar, las autoridades deben prestar especial atención a los aspectos
regulatorios y de control para la transparencia y el buen funcionamiento de los
mercados. De hecho, la crisis que se está padeciendo tiene su origen, en buena
medida, en cambios normativos propuestos por Greenspan, -aparte de la
prolongada política monetaria enormemente laxa- consistentes en levantar la
prohibición histórica de que la banca de inversión entrase en la banca
comercial y en las empresas de seguros.
Debe darse
relevancia a la creación de organismos reguladores con autonomía y gran
profesionalidad para evitar falseamientos de mercado en forma de competencia
desleal, abusos de posición dominante o, como ha sucedido en los últimos años,
mediante la creación de instrumentos financieros sofisticados que se ofrecen a
los ciudadanos con aparente gran rentabilidad y ocultando los riesgos que
inevitablemente se esconden dentro de esas presuntas rentabilidades fuera de lo
común, sobre todo en créditos hipotecarios de dudoso cobro. Lo anterior debe ser
puntualizado en un doble sentido: esa regulación y control deben ser
compatibles con procesos necesarios de simplificación administrativa en las
tramitaciones relacionadas con la puesta en marcha y el funcionamiento de
iniciativas empresariales y de creación de empleo.
Por otro
lado, hay que evitar la parcelación territorial de órganos regulatorios por
competencias autonómicas porque sería fuente de inhibición inversora.
1.10. En el ámbito de la política presupuestaria
del sector público son especialmente dignas de estudio tres líneas de
actuación:
En primer lugar, a las empresas hay que
proporcionarles armas de competencia exterior en el Impuesto de Sociedades y en
las cuotas empresariales a
En segundo lugar, en materia de I+D+i, aunque se han venido aplicando
crecientes recursos públicos, deben intensificarse todavía más por dos vías: el
incentivo fiscal a estos gastos en las empresas y el fortalecimiento de las
relaciones para esta finalidad entre
En tercer lugar, no deben existir dudas
sobre la necesidad de un programa especial de infraestructuras y equipamientos
aunque sea parcialmente financiado con deuda para ganar en eficiencia económica
y evitar estrangulamientos o cuellos de botella en la oferta y distribución.
Son positivos los fondos de reciente creación y dotación siempre que se
concreten y asignen eficientemente.
1.11. El mercado de trabajo exige una reflexión
conjunta de empresarios, gobierno y representantes sindicales para encontrar
fórmulas que permitan conjugar la estabilidad laboral con la flexibilidad que
necesitan las empresas para poder adaptarse a las circunstancias cambiantes del
entorno globalizado. Es conveniente una mayor participación de las empresas de
intermediación y servicios laborales. Hay que impulsar la formación continua de
los trabajadores ocupados y también la ocupacional y profesional, adaptándola a
la demanda real de las empresas, incluida la enseñanza de idiomas.
1.12. Finalmente, es preciso referirnos a la
política energética porque ésta puede resultar uno de los principales
condicionantes para la competitividad o puede, por el contrario, ser fuente de
desarrollos empresariales y de empleo. Una política energética eficiente exige
alcanzar, de manera simultánea, tres objetivos: seguridad de suministro,
competitividad económica y desarrollo sostenible o calidad ambiental. Y estos
tres objetivos condicionan las tecnologías de generación, el transporte y
distribución, el funcionamiento de los mercados energéticos y todos los
aspectos regulatorios. Hoy se está planteando en todo el mundo la necesidad de
ampliar la energía nuclear, impulsar las energías renovables y establecer un
programa ambicioso de ahorro y eficiencia energética. España, mediante una
buena regulación desde hace una década, ha pasado a ser puntera en el mundo en
despliegue de la energía renovable e incluso en los desarrollos tecnológicos
relacionados con la misma.
El proceso de ganancias de productividad y
competitividad será largo y lento y ello significa que difícilmente pueden
obtenerse tasas de crecimiento del PIB
y del empleo tan intensas como en el período 1998/2006, pero es un proceso
seguro y necesario para el país moderno y esperanzado que pretendemos.
2. Cuestiones de
estudio
2.1. Supervivencia
de la economía social de mercado a la globalización
Entiendo la
economía social de mercado como aquel escenario en el que se pueden potenciar
mutuamente el sector público y el privado. El Estado debe intervenir en la
regulación, la supervisión o la inversión pública, además de redistribuir renta
y riqueza para optimizar el bienestar, generando mecanismos de control y
regulación compatibles con la simplicidad administrativa. Por otra parte,
entiendo que no puede ser correcto que aquellos que han contribuido a creación
de la situación actual no asuman su responsabilidad.
2.2. El papel de
No soy
partidario de
Fecha de
recepción del artículo: 18 de
noviembre de 2008
Fecha de aceptación definitiva: 18 de noviembre de 2008